Paraje Natural Punta Entinas Sabinar

El gran espacio protegido de la comarca, es el Paraje Natural “Punta Entinas-Sabinar” y Roquetas de Mar, mas que compartir parte de su territorio dentro de esta área natural, ha estado vinculado a él. Las Salinas de Poniente, las de Cerrillos o las Viejas fueron llamadas “Salinas de Roquetas” y fueron parte de fundación del municipio, habiendo sido muy importantes para su economía.
Es por lo tanto un lugar para ser visitado y conocido desde Roquetas de Mar.

 

 

Desde Roquetas de Mar

Roquetas de Mar es una excepcional plataforma para organizar excursiones ornitológicas en el entorno. La gran oferta hostelera permite que podamos programar salidas para observar aves y volver a disfrutar de nuestra estancia.

Podrá buscar las especies que le interesan y conocer cuales son los espacios donde se pueden observar.

La gran sensibilidad y fragilidad de la naturaleza que constituye el Paraje y Reserva Natural Punta Entinas-Sabinar, nos invita, de forma obligatoria a utilizar los equipamientos de uso público existentes.

En este momento, la Junta de Andalucía (www.ventanadelvisitante.es) oferta dos senderos: al este “Salinas de Cerrillos” con una longitud de 4,6 km desde la “Puerta de Roquetas” de dificultad baja y con una duración estimada de 1 hora y 15 minutos. Y al oeste el denominado “Marismas de Entinas”, que parte cerca de la “Puerta de Almerimar” tiene una longitud aproximada de 6,5 kilómetros y una duración estimada de 2 horas.

Los dos senderos son lineales y se conectan con el sendero Gran Recorrido GR-92 (E-10) Senda del Mediterráneo, que comparte algunos tramos con los anteriores (http://www.fedamon.com/index.php/home-6/2013-04-16-17-25-48/11-federacion/165-sendero-gr-92-e-12).

Estos equipamientos transitan por caminos públicos, por lo tanto, son los recomendados para el desplazamiento. Es muy importante aplicar en esta excursión lo indicado en el manual de buenas prácticas.

Aunque los ayuntamientos hacen esfuerzos por controlarlos, tenemos que tener en cuenta que estamos en un medio natural, y por lo tanto en un medio donde los mosquitos forman parte del ecosistema. Para que su presencia no nos estropee un día de campo debemos ir prevenidos con el correspondiente ayuntador y con un antihistamínico

Sendero Salinas de Cerrillo

El recorrido lo hacemos desde Roquetas de Mar, y el comienzo lo “adelantaremos” al sendero oficial. Nos encontramos en la avenida de Cerrillos, junto a las instalaciones deportivas municipales de las Marinas. Entre éstas y la subestación eléctrica, un pequeño edificio se esconde entre la vegetación, se trata del tercer elevador de las salinas, y es que realizaremos el recorrido en sentido contrario al circuito salinero. En este lugar se bombeaba el agua desde los estanques -depósitos en terminología salinera de las Salinas de Cerrillos, Nuevas y Viejas, al canal que las unía con los cristalizadores, en las Salinas de San Rafael.

Tercera elevación de las salinas.

A nuestra derecha se encuentra una gran laguna, que originariamente fueron las “Salinas Viejas”, compuesta por 14 charcas con diferentes funciones (“fuentes” que suministraban el agua, “calentadores” que actuaban de concentradores y evaporadores del agua y “eras” en las que se “cosechaba” la sal). Cuando casi llevamos quinientos metros recorridos por la acera de la avenida de Cerrillos llegamos a la situación de una de las eras que ha perdurado su nombre: “el Hornillo”, junto a la cual se situaba un abrevadero para el ganado. Es que durante este trayecto hemos circulado por lo que fue la importante “Cañada Real de la Costa”, utilizada por pastores de la Sierra de Gádor para traer a sus rebaños a pasar el invierno a la costa.

Habremos andado otros trescientos metros hasta encontrarnos con la “Puerta de Roquetas de Mar”, que nos indica que entramos dentro del Espacio Protegido (hasta ese momento hemos transitado por el límite). Aquí están instalados algunos paneles con recomendaciones, información y uso público que tendremos en cuenta para el recorrido.

A poco más de doscientos cincuenta metros, ya por la pista de tierra que será la que nos conduzca, hacia el sur, es decir, a nuestra izquierda, el acceso y la charca de “La Gravera”. Este humedal y todo el espacio que nos acompañará a la izquierda del camino, es el testigo de cuando sea extrajo arena para suministrar sustrato para los invernaderos en los años ochenta del siglo pasado. Hoy ese arenal se ha convertido en una zona mixta, que conservan bancos de arena y sobre todo mucho espacio más parecido a humedales, con vegetación amiga de la sal (halófila). Las lagunas de la Gravera, con un agua de características dulces nos cuentan cómo se contactó aquí con las excavaciones con el importante acuífero situado al norte y que descarga, “desemboca” por esta zona en el mar.

Las Salinas Nuevas, los depósitos construidos en 1952 para ampliar el complejo salinero, uniendo las Salinas Viejas y las Salinas de Cerrillos, que conoceremos más adelante, se sitúan a nuestra derecha, al norte. La única agua que reciben procede de las precipitaciones, de la escorrentía de la zona situada sobre ellos, y algo de los retornos de los riegos en los invernaderos de esa zona, por lo que son lagunas con gran estacionalidad. La inundación primaveral da paso a una desecación, que lo normal es que sea total, durante el verano, y hasta las lluvias otoñales no comienzan a cubrir con una lámina de agua, que en invierno se hace mayor, y así hasta la primavera, cuando el buen tiempo comienza a favorecer la evaporación.

Torre de Cerrillos y llanura litoral

Tras recorrer unos 1300 metros desde la parada anterior, alcanzamos el cruce con el sendero GR-92, el cual gira en este lugar hacia el sur, nosotros continuaremos hacia el oeste, ya por el trazado de ambos senderos.

Cruce de caminos y torre de Cerrillos

 

Casi setecientos metros más adelante, se encuentra el camino de acceso a la Torre de Cerrillos, uno de los hitos más significativos, indicador del límite entre los términos municipales de Roquetas de Mar y El Ejido, torre vigía en la lucha contra los piratas que dominaban hace siglos el Mediterráneo. Se encuentra a unos 420 metros, merece la pena acercarse a ella. Muy cerca de la torre (apenas a 80 metros) , se encuentra lo que fue el cuartel de Carabineros de Cerrillos, hoy convertido en una vivienda privada.

Antigua casa cuartel de carabineros de Cerrillos.

A escasos cincuenta metros, a la derecha un camino, es el camino que en los años 80 se realizó para que circularan los camiones cargados de arena, hoy en día está cerrado a la circulación pública, por lo que debemos respetarlo y no utilizarlo. En este lugar, llegamos al primero de los depósitos salineros de la ampliación, actualmente la vegetación halófila (amiga de la sal) está cubriéndolo, y dejando zonas descubiertas donde las aves aprovechan las inundaciones estaciones para alimentarse.

Cuando hemos recorrido unos ochocientos metros llegamos a un lugar interesante, hemos venido flanqueados a nuestra derecha (al norte) por el depósito nº 1 de las salinas nuevas y a la izquierda (al sur) por los restos bien conservados de los arenales que han quedado entre las extracciones de arena del siglo pasado. Ahora, al norte, las Salinas de Cerrillos, esa albufera transformada desde época árabe y posiblemente romana para extraer sal, que a principios del siglo XX experimentó la primera transformación importante construyendo unos cristalizadores. Unos estanques especialmente diseñados para la extracción del alma del mar, la sal común. Esos cristalizadores se ubicaron delante nuestra. A pesar de las obras de los años cincuenta del siglo pasado, aún se pueden apreciar algunos restos constructivos en forma de muros, se ven muy bien en verano en la zona del antiguo camino de Cerrillos. Antes nos habrán llamado la atención los restos de una construcción al sur del camino, son los cimientos de los malacates, ingenios mecánicos que ayudaban a desaguar la salmuera excedente de la extracción de la sal.

Restos de malacates de las Salinas de Cerrillos, principios del siglo XX. AL fondo, la segunda elevación de las salinas.

En este lugar se produce un pequeño cambio de rumbo, iremos en dirección suroeste, por un camino que fue, durante cincuenta años hasta mediados del siglo pasado, por donde se instalaba la vía férrea sobre la cual se transportaba la sal producida en vagonetas arrastradas por mulos. A aproximadamente doscientos cincuenta metros aún se puede ver un gran lentisco, en tiempos de grandes dimensiones, laboreado por los salineros para que pudiera dar sombra en la dureza del medio día estival a los animales utilizados, se le conoció como el “Lentisco del Burro” por ese hecho.

A unos ciento veinte metros del singular arbusto, un camino a la derecha nos puede llamar la atención, sobre todo porque asciendo por lo que parece la máxima elevación de lugar, y nuestra intuición no nos engaña, fue un lugar de privilegio. Estamos llegando a la zona donde la empresa explotadora de las salinas construyó una importante infraestructura que aún se identifica en algunos restos y ruinas. Este camino, una variante del sendero de 450 metros, nos lleva a lo que fue la “Casa de Dirección”, la única construcción de dos plantas, dotada de los mejores equipamientos domésticos de la época, con sus aljibes propios, su cocina, habitaciones, no en vano se edificó para alojar a los propietarios cuando visitaban las salinas. Fue demolida en los años setenta del siglo pasado, pero se pueden identificar bastantes restos de ella. Es realmente un mirador sobre la finca, se ven todas las Salinas de Cerrillos e incluso las Salinas Nuevas. Hoy se utiliza como tal equipamiento.

Panorámica desde la “Casa de Dirección”

Los restos de lo que fueron los molinos, nos recuerdan que en este lugar se fabricaba el producto final. En la explanada que aún se conserva se elevaban las “garberas”, pequeñas montañas blancas de sal. Los gruesos cristales obtenidos por los operarios que con picos desmenuzaban la capa salina de los cristalizadores, en este lugar pasaban por la maquinaria que los afinaban y conseguían la granulometría óptima para la venta. Apenas quedan restos, al sur del edificio de los molinos se construyó un muelle con un pantalán en el que, vía marítima se transportaba la sal ya a los destinos.

Restos constructivos de los molinos de Cerrillos

Restos del pantalán del muelle de Cerrillos de principios del siglo XX

Hacia el norte, un camino de unos 250 metros de longitud nos acerca lo que fue el poblado salinero, antes de su demolición un total de 9 grupos edificados albergaron hasta 43 viviendas, en la actualidad tan solo se conserva uno de ellos con lo que fueron cuatro viviendas. Al final de este sendero, se llega hasta la primera elevación, en la que aún se ven restos constructivos del primer ingenio utilizado para mover el agua, un malacate accionado por un motor de gasoil, después se electrificó, aunque de todo esto ya no queda prácticamente nada.

Primera elevación de las Salinas.

GR-92

En la explanada de los molinos, el sendero de las Salinas y el GR-92 dejan se tener el mismo trazado. Ahora continuamos por el Gran Recorrido y tras andar apenas 160 metros alcanzamos los restos de las instalaciones “del Cabrestante”, o el inicio del “Canal de las Almejas”, el cordón umbilical de las Salinas con el Mar, este canal abierto a principios del siglo XX suministró agua con diferentes artefactos a las salinas hasta su cierre, el último de ellos, “las tarjillas”, unas singulares dragas accionadas desde esta instalación que mantenían limpia de arena la entrada de agua.

Restos caseta del cablestante

Continuando en dirección oeste, a nuestra derecha (al norte) el lago artificial, la última gran transformación de las salinas, un lago creado para suministrar agua al proceso salinero, se realizó a principios de los años 80, cuando en 1986 se dio por clausurada la actividad salinera en Roquetas de Mar. A nuestra izquierda (al sur), el mar Mediterráneo. Andamos sobre una barra arenosa, la última gran flecha arenosa del poniente almeriense.

GR-92 entre el Lago Artificial y faro del Sabinar

Entorno del faro del sabinar.

A los casi tres kilómetros de nuestro recorrido dejamos a nuestra derecha la zona artificial y nos aparece el Sabinar, no debemos abandonar el sendero, podremos contemplar el bosque de sabina y lentisco que aparece a nuestra izquierda, a nuestra derecha la gran llanura litoral de Punta Sabinar. Unos cuatrocientos metros más adelante, alcanzamos el camino del Faro a Punta Sabinar y giramos hacia la iluminaria, hacia el norte, el cual vadearemos por su lado este, siempre sin abandonar el trazado del sendero hasta situarlo a nuestra espada. Si queremos, podíamos habernos acercado al extremo más meridional de la provincia de Almería, la punta del Sabinar. En ella, ya casi perdidos por la acción marina, los cimientos del primer faro que hubo que desmantelar y trasladar hasta el actual tras un fuerte temporal.

Continuamos por el GR, que ahora se traza por una carretera asfaltada, el camino del faro, el cual nos permite cruzar el impresionante bosquete de sabinas y lentiscos por la que posiblemente sea su zona más ancha. Son 600 metros de camino que nos lleva de nuevo a encontrarnos con los humedales, concretamente con parte de esa antigua albufera que se convirtió más tarde en el Charcón del Flamenco, el cual cruzaremos. Será un buen momento para la observación de aves.

Camino del Faro del Sabinar.

Llegamos a la puerta del Sabinar, y al oeste, a nuestra izquierda gira el sendero hacia el poniente. A lo largo de casi 700 metros, dejaremos a nuestra derecha los invernaderos y a nuestra izquierda la densa vegetación que circunda el humedal, para llegar al antiguo cuartel de la Guardia Civil “Príncipe Alfonso”, lugar donde nos encontramos con el sendero “Marismas de Entinas”, que nos llevará hasta el final del recorrido.

Sendero «Marismas de Entinas»

Continuamos por el antiguo camino de Guardias Viejas al Faro del Sabinar.

A escasos cien metros del edificio, en dirección poniente, el acceso a la playa de “Chozalatas”, actualmente identificada como la “Playa de los Percheles” (situada más al oeste). Es un camino de casi mil metros nos conduce de nuevo al mar, atravesando los humedales y zona dunar hasta llegar a unas antiguas extracciones de arena, actualmente naturalizadas por la acción e influencia del mar.

Restos del cuartel del Sabinar.

Seguimos por el sendero hacia “Almerimar”, siempre tendremos la Reserva Natural a nuestra izquierda (al sur) y los invernaderos a la derecha (al norte). Cuando hemos andado unos 1700 metros, la presencia de artos (Mayteno senegalensis) nos advertirán que nos estamos cerca de lo que fue el “Corral de la Entrevista”, un curioso lugar donde, como advierte su nombre, se encontraban las patrullas del extinguido cuerpo de carabineros, en funciones de vigilancia que partían de sus correspondientes cuarteles en la Ensenada de San Miguel al oeste y Cerrillos al este.

«Arto» en la «La entrevista»

Poco más de mil metros más adelante, se llega hasta la “Puerta de Villalobos”, la que recibe su nombre por una antigua cortijada, actualmente desaparecida y que a su vez da nombre a un importante ramblizo. En este lugar, el sendero tiene que tomar una variante de unos 550 metros.  El gran crecimiento de la lámina de agua ha inundado el camino y obligado a los usuarios a que a través de un antiguo campo de cultivo, actualmente cubierto por Armuelles o salados blancos (Atriplex glauca). Justo en el lugar donde descarga otra de las singulares ramblas del lugar: la rambla de La Marina.

A nuestra izquierda (al sur) se disponen los Charcones de Entinas, a la derecha (al norte), los Alcores, resto de los antiguos campos cultivados hace más de medio siglo y actualmente en proceso de naturalización.

Rambla de Villalobos

Habremos andado unos cuatrocientos metros y nos encontraremos a nuestra izquierda, entre nosotros y los Charcones los restos de una antigua construcción, tan antigua como que se tiene constancia de su existencia en 1870, fue el cortijo “del Puntal”.

Habremos recorrido cien metros más del kilómetro cuando de nuevo estemos obligados a entrar en los antiguos campos de cultivo por la inundación del antiguo camino. Estamos en el lugar conocido como “Caño de las Vacas”. Esta variante de unos 450 metros nos permitirá contemplar mejor estos lugares antaño cultivados, donde aún sobreviven como mudos testigos algunos ejemplares singulares de acebuches.

Rambla de la Molina.

Unos trescientos metros más adelante, llegaremos a las ruinas del Cortijo de Luis Gómez, un lugar donde se reunían los aparceros con el representante de la entonces propiedad, Unión Salinera SA (titular de las Salinas), para planificar los cultivos.

Olivo con forma de bandera.

Desde el Cortijo, se puede acceder a uno de los miradores más espectaculares. A través de un camino realizado para una las canteras de calcarenita que horadan el escarpe de los Alcores, fuera de explotación desde finales de los años 70 del siglo pasado.  Desde este privilegiado balcón, podremos ver desde el mar toda la secuencia ecológica que se despliega delante nuestras, con las playas, el sabinar-lentiscar, los charcones de entinas, el pie de monte, los antiguos cultivos. No nos extraña que los localizadores de la película “Conan el Bárbaro” convencieran a John Milius, su director a rodar una escena en la que Conan (Arnold Schwarzenegger) se encuentra con este espacio, que en la película tiene un protagonismo que casi ocupa un tercio del metraje final.

Mirador de los alcores.

En este lugar, de nuevo se ha de realizar una variante, que llevará por el antiguo vivero de acacias de Almerimar hasta el límite de esta urbanización ejidense.  El final de nuestra excursión, que si ha hacemos completa nos llevará a recorrer casi 18 kilómetros.

Mapa